Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 27 de octubre de 2017

SOBRE LOS HIJOS DE PUTA.

Y ustedes disculpen, si son almas cándidas y sensibles, pero es que no hay otra forma de decirlo.

Los hijos de puta son, evidentemente, los separatistas catalanes. Pero esto, por sabido, es casi innecesario comentarlo. También es innecesario comentar esa declaración de independencia. ¿De verdad le ha sorprendido a alguien? ¿De verdad hay alguien que no se lo esperase? ¿De verdad -no de boquilla y para quedar bien- hay alguien que se creyera que esto no iba a llegar uno u otro día? Pues si los hay; si hay alguien que pensara -de verdad- que los separatismo tolerados, consentidos y promocionados no iban a terminar en esto, es que es tonto. Tonto. TONTO. O sea: tontísimo.

Y esos tontos son los auténticos culpables. No digo ya los políticos -PP, PSOE- que han vendido a España por unos votos que les dieran el silloncito moncloaco. Los culpables son los que -sabiéndolo, porque no hay nadie que pueda ser de verdad tan tonto que no lo supiera- no han dicho ni mu hasta hace tres días. Los periodistas, los tertulianos, los artistas, los empresarios, los banqueros, los mossus que ahora quieren que les hagan una plaza a medida en la Policía Nacional o la Guardia Civil, los cobardes que no se han dejado ver hasta que les han empezado a quitar el suelo bajo los pies, los políticamente correctos que renegaban de una Bandera de España con el escudo constitucional -el que lleva el ejemplar príncipe de la Constitución, que es el del águila de San Juan- por fascista.

Y aquí llegamos a lo que los hijos de puta separatistas catalanes nos han dejado bien claro. Con sus lloriqueos de que las Fuerzas de Seguridad del Estado que cumple las órdenes judiciales ejercen una represión franquista; con sus manifas de estudiantitos -hijos de papá consentidos y vagos, que aspiran al sueldecito revolucionario- en contra del franquismo. Con todas estas algaradas, quejas, lloriqueos, falsedades, majaderías y victimismos basados en el antifranquismo.

Porque ahí está el quid de la cuestión: que para ser defensor de España parece que no quedan mas cojones que ser franquista. Esto es lo que nos enseña la mamarrachada de los dos líderes preclaros -ejemplares donde los haya-, modelo para todo el mundo, que tienen en la foto. 

Que incluso ellos -los hijos de puta separatistas- siguen necesitando a Franco. Lo mismo que los comunistas podemitas siguen necesitando a Franco; lo mismo que los sociatas cobardes siguen necesitando a Franco; lo mismo que los periodistas siguen necesitando a Franco. Porque en España, todos los sinvergüenzas siguen viviendo cojonudamente contra Franco.

¿Y qué tiene que ver lo de los hijos de puta separatistas con Franco? Pues nada, evidentemente; pero son ellos los que quieren dividir a la gente entre franquistas y canallas, y que cada cual elija su sitio.

Por lo demás, un artículo 155 capado, sin control de los medios de información públicos -vetada por el señorito Sánchez-; que no suponga la inmediata detención del gobierno regional y de los diputaditos regionales presentes en la mascarada; que no conlleve la inmediata destitución de todos los cargos de libre designación de la administración regional; que no recupere para el Estado las competencias en educación; que no ilegalice los partidos y asociaciones ligadas al golpe de Estado separatista, y que no disuelva de inmediato la policía autónoma -o sea, los mosus-, no va a ningún sitio.

En otro orden de cosas, un camarada me comunica la convocatoria, para esta misma noche, en la Pza. de Colón a las 22,30 horas, de una concentración en repulsa, no sólo del golpe separatista, sino de la inacción y dejadez rayana en la complicidad, del señor Rajoy.

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