Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 1 de abril de 2016

SOBRE LA VICTORIA.

Victoria antigua -que no vieja- de 76 años; unos cuantos más joven, pues, que esa republiquita de sangre y mierda que hoy los progres, los pijos y los tontos tienen como el no va más de la modernidad. Así es que, si alguien pensaba -bueno, ya se que para rojos eso es increíble; pero para entendernos- salir por peteneras con lo de la nostalgia, que se la vaya envainando.

Victoria con la que Franco -el Excelentísimo señor don Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos- daba por concluida la Cruzada -si, señores Obispos, Cruzada- contra los hijos de la Unión Soviética que a Stalin tenían por referente.

Y Victoria que hay que recordar cada año más, porque estamos en el camino de tener que repetirla. Lamentablemente, con los años que la precedieron.

Pero mire, señor fiscal; miren, señores rojos de mierda, progres de tebeo, mamarrachos todos, y observen que no es que este falangista que suscribe esté llamando al levantamiento, al golpismo ni al fascismo, que ya se sabe que fascismo es todo lo que se salga del estalinismo. No, señor fiscal; son ellos -los rojos, los progres, los mamarrachos- los que están repitiendo los años comprendidos entre 1931 y 1936, con lo cual es evidente que no nos quedará mas remedio que repetir también los posteriores.

Es una señora Carmena la que -zapaterilmente- persiste en desnombrar calles a beneficio de la ignorancia histórica, nombrando para ello a la vieja gloria del rojerío Francisca Sahuquillo, que militó -allá por los años de la traición- en los grupúsculos de ultraizquierda que antecedieron a los podemitas hace casi medio siglo. 

Señora Sahuquillo que procede -vía paterna- de militar franquista. Esto de descender de padre franquista -militar o no- que es cosa que a muchos nos honra, para ellos debe ser como mentarles a la bicha, pero allá cada cual con su zurrón de complejos y estereotipos.

Es una señorita Rita la que asalta capillas católicas; es un mulo al que el funcionario del Registro Civil inscribió erróneamente como persona y le puso el nombre de Andrés Bódalo -vean la referencia en la Trinchera de mi camarada Eloy- el que roba supermercados y sacude la badana a los trabajadores que no se someten a sus juergas; son los señoritos Sánchez, Iglesias y Rivera los que pretenden echar fuera del Gobierno al partido que ha ganado las elecciones, en similar maniobra de la que privó a la CEDA -en el 33- de gobernar, siendo el partido más votado.

En fin, lo dicho; como ellos están repitiendo la Historia, no nos queda más remedio que recordar -valga, acaso, como advertencia- cómo acabó todo aquello. Así:




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