Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 31 de agosto de 2016

SOBRE UNA REACCIÓN IMPENSABLE.

Me llega la información por correo electrónico, y hasta el título -lo de la reacción impensable- me viene dado por el primer párrafo, donde se presenta el resto. Ignoro el origen inicial del que partiera la información, pero las fotos están ahí y -para quien quiera ver- demuestran lo suficiente.

Tal como lo recibí lo copio:

En España sería impensable algo así, simplemente el ejercicio de los derechos de católicos como tales a manifestarse en las calles mostrando su manera de ser, de pensar y de opinar en religión y ciudadanía compartida. Con permiso de Francisco o sin él ya que como ciudadanos de pleno derecho no se necesita. Ni de los obispos acomplejados por la interconfesionalidad interreligiosa.
CONTRAOFENSIVA DE LOS CATÓLICOS EN PARÍS 
REZANDO DE RODILLAS EN LA CALLE 
(De un informe elaborado por la policía parisina)

Por fin París empieza a movilizarse.

Más de 7.000 católicos se arrodillan en plena calle de París, estimándose que esto sea el principio de manifestaciones en otras poblaciones. Se quiere recordar que Francia es un  territorio cristiano.

Una cosa es el laicismo político y otra que ya no se puedan tocar ni las  campanas. Pues bien, se van a tocar en adelante las campanas y muy fuerte por las mañanas, a los mediodías y por las noches.

La República es laica, pero Francia es católica.

La manifestación discurrió entre la plaza del Alma y la rotonda de los Campos Eliseos, como reparación a los agravios que se están haciendo a Cristo y a la religión por los no católicos (con la parsimonia de políticos -principalmente  los socialistas- que justifican las tomas masivas de las calles por miles y miles de musulmanes, culos en pompa, con lo de la libertad religiosa, y miran para otro lado cuando son los cristianos los que se ven limitados y coartados en sus prácticas).

Inmediatamente los anti-cristianos han acusado a los católicos de "fundamentalistas cristianos".

Esta manifestación y reacción ha llenado de sorpresa a periodistas y observadores políticos, entre otras cosas por la gran cantidad de jóvenes asistentes, movilizados pacíficamente (por ahora y mientras no sean provocados) para la oración que hacen con fervor y recogimiento pero con determinación, en reparación de las blasfemias y ataques que en Francia se están haciendo a la religión católica.

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En España, evidentemente, sería imposible una reacción así. En mi opinión, por varias razones.

La primera, que creo que la jerarquía eclesiástica ha conseguido que el catolicismo sea -con las excepciones a que haya lugar- algo puramente formal, simple apariencia, más acto social que profesión de fe. Un simple barniz que no se corresponde con las actitudes y con los hechos.

La segunda, porque en España todas las organizaciones que tienen el suficiente reconocimiento mediático para poder convocar una manifestación y que la gente se entere, son simples títeres del PP, el partido abortista, divorcista y homosexualista de derechas, al que estos grupos apoyan -con la boca más o menos pequeña- y publicitan como panacea.

Comprueben ahora estas otras fotos, y observen la diferencia entre las mujeres francesas que proclaman Francia es cristiana y debe seguir siéndolo, y las descendientes ideológicas de las tiorras segundorepublicanas; las catolicófobas del nuevo progresismo. Si bien se mira, esto explica muchas cosas.


Y no es machismo, coño; es una simple cuestión de buen gusto.

miércoles, 24 de agosto de 2016

SOBRE EL GUSANO WILLY.

Gusanillo al que le han cerrado -¡por un mesecito, pobrín!- la cuenta de no se qué red social, porque ha llamado gusano al atleta Orlando Ortega, y ha proclamado que se cagaba -la fineza intelectual es del señorito Güili- en la medalla de plata que aquél ha obtenido en las recientes Olimpiadas, y que celebró paseando la bandera de España, patria que le ha acogido, en vez de la de Cuba, patria en la que nació pero cuyo régimen político le obligó a huir para aspirar a tener una vida digna.

El término gusano, al parecer, se utiliza en Cuba para referirse a los opositores al régimen comunista. Así es que a don Güili -tan comunista, tan castrista, tan chavista, tan antiespañol, tan güilipollas- lo de gusano le debe sonar mucho, porque sus visitas a Cuba como invitado del partido le deben saber a gloria, y porque en el fondo sabe perfectamente que en Cuba es considerado -como tonto útil, pero considerado- y en el resto del mundo no le hace caso nadie salvo, a veces, cuando expele mierda -él lo ha dicho: se caga- y ejerce de niño malo.

Que en el fondo, es lo que es don Güili: un niño malcriado, llorón, envidioso, enrabietado contra un mundo que le reconoce, no por lo que él quisiera simular, sino por lo que vale; o sea: una mierda.

Don Güili, además, carece de memoria, amén de no haber tenido nunca vergüenza, y de presentar evidentes carencias educativas. Porque advierte a Orlando Ortega que Roma no paga traidores, vaticinándole un porvenir de abandono cuando deje de ganar medallas. Y don Güili sabe -o es un necio, por desconocer lo que debería saber- que en esta España si se paga a los traidores. El propio Güili Toledo es un ejemplo -lamentablemente vivo- de gusano traidor que vive de las subvenciones, de la sopa boba, del porqueyolovalgo, y del poner la mano y tirar de las levitas.

Al tiempo que muerde la mano que le da de comer, y que le permite seguir en libertad, siendo un gusano -él lo dice, no yo- en este sistema que le mantiene en la calle, cuando el señorito Güili aprueba que a los disidentes se les encarcele. Como poco.

En fin: comprenderán que si me entretengo en chotearme del señorito Güili es porque el resto de la actualidad es tan aburrida, tan previsible, tan pesada, que no merece la pena. En otro caso, el señorito Güili no merecería ni una leve descarga de esfínteres sobre su agusanada podredumbre.


miércoles, 10 de agosto de 2016

SOBRE ENSEÑAR AL CURA PACO.


Hace unos días, a su regreso de la JMJ de Cracovia, el Papa afirmaba -véanlo en Religión en Libertad- que "No me gusta hablar de violencia islámica. Todos los días hojeo los periódicos y veo violencias. En Italia, uno mata a su novia, otro a su suegra... Y son católicos bautizados, son violentos católicos. Si hablo de violencia islámica debo hablar también de violencia católica. Pero no todos los musulmanes son violentos, ni todos los católicos lo son, no hagamos una macedonia".

Esto lo decía Francisco cuando aún estaba caliente el cadáver del sacerdote Jacques Hamel, asesinado en su iglesia, mientras decía Misa, por unos simpáticos musulmanes.

También añadía algo acerca de que también los católicos matan -a la novia, a la suegra, comentaba- y que "Si hablo de violencia islámica debo hablar también de violencia católica. Pero no todos los musulmanes son violentos, ni todos los católicos lo son, no hagamos una macedonia".

Y no hablaba de la violencia islámica, pero si cargaba contra los católicos fundamentalistas, que matan con las palabras.

Ayer mismo me llegaba, por medio de una buena amiga, la noticia que recogía también Religión en Libertad: «Unos jóvenes árabes se presentaron a misa en la iglesia de San Zulian; recibieron la comunión, fingiendo ser devotos católicos, e inmediatamente después vomitaron la hostia sobre el altar como si fuera alimento del diablo, blasfemando contra Jesucristo».

Esto lo narraba  el director del periódico «Libero», Vittorio Feltri, que se define como ateo. Y -con respecto a otro suceso análogo, ocurrido algún tiempo atrás- añadía: «Se trata de un ataque terrorista a escondidas, sin sangre, pero que hace sangrar el corazón de uno como yo que soy ateo, pero que al mismo tiempo soy hijo de esta tierra donde suenan las campanas y el panorama está lleno de crucifijos. Han escupido a un Cristo, que será de madera, pero yo lo he sentido sobre mi cara y la de los míos, que me han enseñado la señal de la cruz».

Y uno -que no es católico fundamentalista, sino tridentino, y a mucha honra- piensa que ya podía don Jorge aprender algo de este director de periódico ateo, pero culto; ateo, pero decente; ateo, pero coherente con la cultura en la que vive, que ninguna de estas cosas están reñidas entre sí, salvo para el buenismo pánfilo.

Porque el caso es, señor Bergoglio, que -al menos que se sepa hasta el momento- ningún católico fundamentalista ha ido a una mezquita a escupir sobre el Corán, ni a vomitar sobre un imán, ni siquiera a pisar calzado sobre su suelo. Ni en un país musulmán, ni en una mezquita situada en los países que -por más que les pese a los zopencos de la inteleztualidad pijo-roji-progre- son hijos del cristianismo. 

Por supuesto que no todos los creyentes del islam son así. Por supuesto que no todos van por ahí con cuchillos, con pistolas, con subfusiles, con explosivos o con camiones. Pero niégueme -quien tenga pruebas que aportar, no sólo palabrería- que los musulmanes son alentados por su religión a la caza del perro infiel -o sea: los católicos fundamentalistas, los tibios, los mediopensionistas, los ateos y, en general, todos los no musulmanes-; niégueme quien tenga pruebas -no sólo tópicos- que los musulmanes quieren convertir nuestra sociedad a su gusto, que nos quieren hacer a todos fieles seguidores de su Corán, y que nos quieren aplicar su sharia. Cosa que, por cierto, ya han conseguido en barrios enteros de Londres, París, Bruselas y otras muchas ciudades europeas.

Pero mucho me temo que pensar y decir estas cosas me incluye en el grupo de malvados católicos fundamentalistas que -en opinión del señor Bergoglio- matan con la palabra.

Laus Deo.

viernes, 5 de agosto de 2016

SOBRE LA PERSECUCIÓN AL PDC.

O sea, el Partido Demócrata Catalán o -como lo dicen ellos- Partit Demòcrata Català. Que es, para quien no lo sepa, que será la mayoría, el nuevo invento del señor Mas y sus amigos.
Se quejan de que los persiguen al no permitirles tener grupo propio en el Parlamento, olvidando que lo que pasa es que -con los reglamentos en la mano- no les corresponde tenerlo, por su poca representatividad.

Porque lo que ocurre -aunque estos separatistas tan majos, que lo mismo mandan a hacer puñetas al Tribunal Constitucional que recurren a él- es que la única forma de tener el referido grupo es hacer trampas. Pedir diputados prestados a otros partidos, o torcer la norma para hacerles una interpretación a medida. En fin, lo que los distintos Gobiernos españoles llevan haciendo décadas para que los separatistas de los Pujol o de los Mas no se les enfaden. Esos mismos Gobiernos de España -según los separatistas, tan majos y tan coherentes- los persiguen.

Pero, en el fondo, los señores del PDC -doña Marta Pascal lo dijo ayer, según El País el 5 de agosto, pág. 10- van a tener razón en una cosa: «Hay una voluntad clara de que tengamos una voz más pequeña». Y también tiene razón el portavoz en la Cámara alta, don Josep Lluís Cleries: «No lo han querido autorizar, hay una persecución contra el Partit Demòcrata Català»

Rigurosamente cierto. Hay quien quiere que los separatistas burgueses catalanes tengan una voz más pequeña, y hay una persecución contra el Partit Demòcrata Català.


La de los votantes, que no les han elegido.

Pero es que ellos son así...

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