"¿Que coño tiene que pasar en este país para que Rajoy pise el
barro?", dicen las crónicas -por ejemplo, 20 Minutos, página 6- que
preguntó ayer el señor Sánchez, mandamenos del PSOE, mientras miraba las aguas
desbordadas del Ebro desde una cómoda carretera.
En estepaís no
se, señor Sánchez; en España, que pretende ser un Estado serio aunque sus
supuestos representantes y gobernantes no lo sean ni por el forro, el sitio de
un Presidente del Gobierno no está asomándose a las inundaciones desde un metro
de distancia, sino disponiendo desde su despacho lo que sea menester. Otra cosa
es que no lo haga.
Esto, señor Sánchez, es como decir que qué hace un
general que no se mete en las trincheras de la primera línea. Que también los
hay -los hubo- y, por ejemplo, el general Asensio ponía sus puestos de mando
tan junto al tango, que de él comentaba un subordinado: El día menos pensado va
a meter su puesto de mando en el de Lister, como si fuese a jugar al
ajedrez, certifica Rafael García Serrano en su Diccionario para un
macuto.
También Franco -ya Generalísimo- visitaba frecuentemente los
frentes, y más de un soldadito se vio sorprendido por su presencia en la primera
línea. Por ejemplo, en la fase más dura de aquella, de por sí, durísima batalla
del Ebro; o en la batalla de Brunete, donde Términus -nombre clave del
cuartel general avanzado- llegó a estar copado por el enemigo.
Pero el
puesto de un general no es la primera línea, se ponga el señor Sánchez como se
ponga, y si la presencia de un general en la avanzada puede motivar a las tropas
-y la de Franco lo hacía, ¡vaya si lo hacía!- el sitio del general es aquél que
le permita ver, no el combate, sino la batalla.
Y además, seamos
sinceros, la presencia de Rajoy a pié de agua no va a animar ni a las ranas,
señor Sánchez. La suya, evidentemente, tampoco y si ha ido a ver las
inundaciones es para hacer creer a la gente que tiene memoria de pez -ya que de
agua hablamos-, que ustedes, los socialistas hubieran resuelto la situación
mejor. O quizá, señor Sánchez, para que nadie le recuerde que son ustedes, los
socialistas, los que derogaron el Plan Hidrológico Nacional del último gobierno
Aznar nada más llegar Zapatero -en tren de cercanías, ya usted sabe- a La
Moncloa.
Y repito -como dije en la anterior entrada- que ignoro si aquél
plan era bueno, malo o regular: lo que se es que ustedes lo derogaron sin
establecer nada útil en contrapartida, y nada hicieron al respecto durante los
casi ocho años que gobernaron.
O sea, señor Sánchez: que -sin que esto
suponga la menor loa a don Mariano- usted estaría mas mono calladito y sin
meterse en charcos. Y la prensa, tirando de hemeroteca.