Para rizar el rizo o, si lo prefieren, poner la guinda de este tema laboral que nos está dando para mucho -y más debería dar si nos ciñéramos a las ideas y nos dejáramos de antipatías- voy a transcribir unintercambio de correos electrónicos con mi camarada Arturo. Que, por si alguien aún no lo sabe, es Arturo Robsy y no necesita más presentación.
* * * * *
Ele, Rafael. Veo que te enfrentas con ideas de infiltración liberal. Los sindicatos trataban de unir en la empresa los elementos que la formaban, arbitrando, además, entre los empujones de obreros y patronos. Es más: los patronos daban participación en los beneficios, incluso con acciones, a los trabajadores. Y no se aceptaba la idea del Mercado Laboral.
Había, entre los obreros, quien conseguía darse de baja eterna con sueldo, mientras que había patronos que también buscaban motivos nuevos para el despido. Pero la justicia de entonces era más verificable que la de ahora. Porque el Estado Nacional buscaba la justicia; el actual busca el beneficio. Entonces estábamos en un camino importante hacia el N.S. y ahora estamos en el de la explotación descarada. Fíjate: multas gordas a los mendigos. Cuadrados los tienen.
Lo peor, que nos están acostumbrando a lo que no es nuestro ni casa con nuestras ideas. Las ideas, por cierto, no son ideologías. Ni la Fanlange lo es. Como en los tiempos de Calderón, la Falange ha sido y es una religión de hombres honrados. O sea, inasequibles a las tentaciones del Mundo, viejo enemigo del alma. Las demás ideas, que ahora nos acosan, contienen una voluntad de rendición que asusta y que infiltra las almas de los más tiernos.
Y la idea básica en todos los españoles queda explicada en la carta pueblo de Jaca, o por ahí, demostrada apócrifa, pero no incierta: "Nos, que somos como vos, y que juntos valemos más que vos..."
Hacer más de mil años que el concepto de justicia se ha consolidado aquí. Lo demás, engaños interesados en la dominación de quien no arriesga. Porque todo eso económico de justificar el beneficio empresarial por la "asunción del riesgo", ha quedado claro: las entidades financieras no asumen el riesgo y hacen que el Estado les devuelva los fallidos.
Peste de dominio extranjero.
Arturo.
* * * * *
Voy intentando pergeñar -algo a salto de mata, porque la economía o la legislación laboral no es lo mío- una idea que refleje que es posible algo mejor que lo que nos venden como panacea. En el fondo, creo que ya en la Declaración Programática está dicho todo lo fundamental, y en muchos discursos o artículos de José Antonio desarrollado, de forma que sólo falta actualizar las fechas y los nombres, y ya tenemos los cimientos. La reglamentación y la casuística caerán por su propio peso.
De aquella época, que en lo laboral conocí nada más que por referencias y observación de las situaciones ajenas, tengo claro que el trabajador estaba bien defendido. Mucho mejor que ahora -llámese "ahora" a todo lo habido desde el 76- en que sólo es moneda de cambio. Tambien el empresario estaba más protegido. Sometido a la Ley, si; pero no al chantaje.
Rafael.
* * * * *
Estás haciendo un trabajo muy importante, Rafael. Porque es la hora de las propuestas nuevas y hay que hacérselas a todos, incluso a los nuestros. Te añado un par de cosas por si valen algo. Creo que el sindicalismo horizontal está extinto y más después de las últimas chapuzas de UGT y los cocos. Los de Intereconomía, para insultarlos, les llaman sindicatos verticales, hay que ver.
Desde mi punto de vista la misión del sindicato es la concordia y el reparto según los méritos de cada uno. El Fuero del Trabajo es una buena plataforma para orientarse, pero lo fundamental siempre he creído que es la creación de una cámara sindical. Se quita al Senado y se pone eso.
Una cámara que legisle las normas laborales y que pueda cambiarlas. Pero para que no se politice, que es nuestro gran mal, hacen falta medidas selectivas. Las medidas sindicales han de estar en las leyes y hay que volver a los magistrados del trabajo. Si la convivencia está regulada por ley, ¿por qué no el trabajo? Y contar con prensa (y TV) sindical. Pueblo era prensa sindical y de gran éxito.
No soy quien para dar consejos, pero los he dado.
Arturo.