Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 8 de marzo de 2012

LIBERTAD PEDRO VARELA

Tras año y cuarto de reclusión penitenciaria, si Dios quiere y la autoridad competente no lo impide, ésta pretende ser mi última carta escrita desde la cárcel que recibiréis.

El próximo jueves día 8 de marzo a eso de las 11 de la mañana, abandonaré mi celda habitual tras haber cumplido esta condena a pulso y sin haber disfrutado de ninguno de los beneficios penitenciarios que me corresponderían.

Quería prometeros algo, pero está escrito “que tu sí sea un sí, y que tu no sea un no”, eso basta. Así que simplemente afirmo que sí haré cuatro o cinco cosas de mutuo interés.

Primero, continuar escribiendo mis “Cartas desde Prisión” en libertad, tal y como me solicitáis. Segundo, contestar a todos y cada uno de los que me habéis escrito personalmente la última correspondencia recibida. Tercero, estrechar la mano gustosamente a todos aquéllos que se han propuesto acudir el día de mi excarcelación a la puerta del centro penitenciario como improvisado comité de bienvenida al mundo exterior, sobre todo tratándose de un día laborable. Y cuarto, sentarme en vuestra compañía a mediodía de ese mismo jueves 8 de marzo para disfrutar de un plato decente en alguna “masía” cercana mientras nos reímos un rato de las almas pequeñas y sus fracasados intentos de doblegar lo indomable.

Una vez reintegrado a la vida familiar y laboral, tendremos tiempo de poner en evidencia a los hombres de mala voluntad y contraatacar con renovados esfuerzos, armados de un serio y honesto amor a la verdad.

Pedro Varela.

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