Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 26 de marzo de 2011

SOBRE LA UNIVERSIDAD Y SUS MANIFAS.

Elementos tan clara y definidamente ligados a la Universidad como don Willy Toledo, don Gaspar Llamazares, don Juan José Tamayo -que se identifica como teólogo progresista-, entre los que cita La Gaceta; y doña Beatriz Gimeno, activista lesbiana y colaboradora de El Plural; el columnista de Público Isaac Rosa; y el bufón, como él mismo se define, Leo Bassi, entre los que recuenta El Plural, participaron ayer en un acto en contra de la existencia de capillas en la Universidad.
Como la categoría personal, intelectual, universitaria y profesional de los citados no precisa comentario, y su relación con la Universidad menos aún, considero innecesario contestar los tópicos y los estereotipos que, como loros, repitieron en su monomanía repetitiva y zafia.
No sucede así con lo que -según La Gaceta- dijo el profesor profesor de Ciencias Políticas Juan Carlos Monedero, quien afirmó que "hay demasiada gente con nostalgia de la España monárquica y católica."
Y por ahí, condensada en esa frase, está la clave de lo que pasa en la Universidad y en los supuestos estudiantes: en que están tan colgados, tan colocados, tan borrachos, que viven en su propio mundo -cerrado, monolítico, espeso- y se creen que sus elucubraciones, sus paranoias, sus delirios son la realidad. Porque, señor Monedero, España es constitucionalmente monárquica, y eso es así guste o no.
Su gusto, señor Monedero, señores, señoras, señoros matriculados o paseantes en la Universidad, puede ser la vuelta a la Segunda República; pero la realidad, los hechos, la Ley, es que España es una monarquía. Y si un bufón como Leo Bassi, o un vividor de la subvención como Willy Toledo, o los chupatintas de periódicos de ultraizquierda pueden vivir en la inopia o en la demencia de sus amos, un profesor -nada más y nada menos que de Ciencias Políticas-, debería estar más enterado de lo que ocurre en el mundo.
Tampoco a mi me gusta la monarquía, y mi aspiración es el establecimiento de la República Nacionalsindicalista; pero gracias a Dios no he perdido el sentido de la realidad, no vivo en las nubes, no soy un imbécil -al menos no hasta ese punto- y, sobre todo, no induzco a error a los pobres desgraciados que pudieran creerme si les digo -desde una cátedra- que los molinos son gigantes.
Pero si ustedes hicieran lo mismo y tuvieran un comportamiento mínimamente honrado, no saldrían en los papeles, ¿verdad?

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