Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 28 de septiembre de 2010

JUERGA GENERAL.

Porque esto, desde mayo (14/05 – Minuto Digital: Los sindicatos no quieren una huelga general), más que huelga ha sido juerga. Hasta el extremo de que, también en el mes de mayo (16/05 -- Demotix: Manifestación surrealista en Madrid, exigiendo una “huelga general”), los únicos que no querían hacerla era los sindicatos.

Finalmente se decidieron en junio (15/06 --
El País: UGT y CC OO convocan huelga general para el 29 de septiembre), pero la dejaron para finales de septiembre, no nos fueran a fastidiar las vacaciones. (16/09 – La Gaceta: Toxo preparó la huelga general en un lujoso crucero por el Báltico).

A primeros de septiembre empezaron a mover la cosa (8/09 –
El periódico: Los sindicatos calientan la huelga general para evitar un fracaso; 8/09 – Público: Los sindicatos apuestan por “un huelgón” para el día 29; 8/09 – Diario de Burgos: Toxo admite que la huelga general resulta impopular y es una «gran putada»), pese a considerar que era una putada.

Era una putada porque ellos no querían ir contra el Gobierno (9/09 –
La Gaceta: Toxo y Méndez, contrariados por los gritos de “¡Zapatero, dimisión!”), sino contra las nubes, que no saben a qué huelen, pero animan el paisaje. O como los artistas (21/09 – El País: Artistas y cantantes como Joaquín Sabina y Miguel Ríos, el actor Juan Diego o los escritores Almudena Grandes y José Manuel Caballero Bonald han firmado un manifiesto de apoyo a la huelga para, explican, alzar la voz “contra los especuladores y sus cómplices”), que firman lo que les echen, y a cuatro pezuñas, aunque no tengan muy claro que las leyes no las hacen los especuladores, sino los gobernantes que permiten campar a sus anchas a los especuladores; esto es, que son sus cómplices.

Porque para los sindicateros, la culpa de todo la tiene cualquiera menos el Gobierno (9/09 –
Mi libre opinión: Sobre huelgones y huevones), así es que aunque no sepamos exactamente contra quien van, reúnen unos miles de liberados para instruirles (10/09 – Mano a mano (UGT): Vistalegre a rebosar: ¡Huelga general!), y lograr que haga huelga alguien más que ellos. Se las prometen muy felices (10/09 -- El Imparcial: Méndez vaticina que “más del 70%” de los trabajadores harán huelga), pero por si acaso preparan piquetes (11/09 -- La Razón: Las centrales sindicales preparan piquetes para parar el país), y tratan de animar hasta a los abuelos (16/09 – El Mundo: UGT exhorta a los abuelos a que no cuiden de sus nietos el 29-S).

Por último, se anuncia que la huelga será un exitazo, en el que participarán por lo menos la mitad de los socialistas (25/09 –
El Plural: Un 50% de los votantes socialistas respalda la huelga general). Lo cual –advierto por mi parte- puede dar idea de cuantos votantes le quedan al PSOE, que ya lo veremos.

En vista de todo lo cual, y a fuer de testarudo y cabezón, me mantengo en mis trece, y el día 29 iré a trabajar salvo que Dios –que no Tocho, ni Cándido- disponga otra cosa, y confío que los piquetes muestren la debida docilidad que acostumbran sus amos, porque caso contrario nos vamos a ver en un lío.

Todos; ellos, y yo. Pero más ellos.

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