Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 19 de agosto de 2010

EL NUEVO MUSEO DEL EJÉRCITO

Me llega por correo electrónico el comentario de mi Coronel Flores Thies acerca del nuevo Museo del Ejército de Toledo, que traigo aquí -abusando de su amabilidad- como complemento al artículo premonitorio ya publicado hace unas semanas.
Por mi parte, y sin haberlo visto, me basta y sobra con que lo diga mi Coronel para creerlo.
EL NUEVO MUSEO DEL EJÉRCITO
Hemos visitado el nuevo Museo del Ejército instalado en el Alcázar de Toledo. Esta muestra se nutre principalmente de los fondos que se exponían en el Palacio del Buen Retiro, y del que fueron desalojados por propia decisión de Aznar, obedeciendo a un proyecto de ampliación del Museo del Prado decidido anteriormente por la ministra socialista Carmen Alborch.

Vamos a pasar por alto las tristes vicisitudes de aquel excepcional museo cuya agonía duró una docena de años, y centrémonos en comentar lo que hemos visto, o entrevisto, porque el recorrido por los largos pasillos del de Toledo es kilométrico, y sólo tuvimos tiempo, en la primera visita, para una limitada visión.

Procuramos dejar aparcado nuestro personal rechazo a este cambio de Museo y de ciudad, para poder ver de forma más abierta eso que llaman "nuevos criterios museísticos". Sin embargo, pese a nuestras buenas intenciones, lo que vimos superaba con creces nuestros temores.

Si se hubiera culminado uno de los proyectos para la instalación del museo de Madrid en Toledo, proyecto que se gestó en tiempos del ministro Eduardo Serra, pese a estar personalmente en desacuerdo con aquello, creo sinceramente que no habríamos ganado apenas nada, pero sí se habría perdido mucho menos. Lo que se ha hecho en tiempos de la nefasta Carmen Chacón es, dicho con todos los respetos, un bodrio. Y hacer un bodrio con parte de fondos extraordinarios que había en el Museo del Ejército de Madrid, es ya un éxito muy difícil de superar.

En la organización de este museo ha primado la revancha. Es fácil decirlo y difícil refutarlo, pero cualquiera que visite este museo, conociera o no el original y completo de Madrid, se dará cuenta de que allí ha primado el sentido más historicida de la Historia, mezclado con una notable estupidez. Pero si en los acuartelamientos de la Legión desaparecen vestigios y recuerdos de su historia sin que se agiten las borlas de los gorrillos legionarios ¿qué tiene de anormal que en todo un Museo Militar prime el rencor y la estupidez sin que las borlas de otros gorrillos tampoco se agiten?

Muchos niveles, pasillos, ascensores, escaleras mecánicas, pantallas de televisión, azafatas, guardas de seguridad… para ver la sexta parte de lo que se exponía en Madrid. Espacios limitados a lo ancho y a lo alto, con objetos expuestos de forma más bien espaciada en largos pasillos fríos y si alma. Al siglo XX, de tan completa historia militar, con abundantisimos fondos, la mayor parte almacenados, sólo le ha correspondido menos de la mitad del último nivel, el quinto. Cuando volvamos a Toledo a reanudar nuestra visita, completaremos estos comentarios. Por hoy basta.

Nos imaginamos que los que están de acuerdo con la apertura de este "nuevo" museo, defenderán a capa y espada sus criterios "museísticos", y tendrán una razón para explicarnos por qué sólo se expone la sexta parte de lo que había en Madrid; por qué han desaparecido las placas en homenaje a los defensores del Alcázar que había en uno de los pasillos del sótano; por qué no hay ningún letrero que nos muestre que esa puerta es el despacho del coronel Moscardó, o que aquella reja da paso a la Cripta donde están enterrados algunos de sus defensores…. Pero sí estarán de acuerdo en que ya no volveremos a ver aquella escalera Real que daba paso al Salón de Reinos, ni volveremos a ver aquel Salón excepcional, ni la Sala de Laureados, ni la Sala de Armas, ni la tienda de Carlos V en un espacio amplio y noble (la tienda de Muley Abbas, aparece hoy empotrada en una sala mínima), ni tampoco, faltaría más, el cuadro del pintor cubano Izquierdo "Perdonad pero no olvidéis" sobre los crímenes de Paracuellos, cuadro que, al igual que la "Piedad" del Valle de los Caídos, ha sido condenado a muerte.

Sí, nos gustaría que, una vez que ya no hay supuestos sino realidades, estos defensores fueran capaces, no de echar balones fuera, sino de responder una por una a todas estas preguntas.

Aquí mostramos algo que ya nunca más volveremos a ver, porque ha vencido el rencor, ayudado por la cobardía, y todo bien adobado con una increíble estupidez. Sin todo esto, bien mezclado, el bodrio no habría sido posible.

Fin de la primera parte. Cuando Dios quiera redactaremos la segunda.


Jesús Flores Thies

Coronel de Artillería-retirado

HAY INFORMACIÓN GRÁFICA, SOBRE UN MUSEO DESAPARECIDO Y CANIBALIZADO, MÁS ABAJO

































Publicidad: