Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 13 de julio de 2010

SOBRE LA NOTICIA.

Que no se si ustedes conocerán, pero es que España ha ganado el Mundial de fútbol.
Hecha esta salvedad, que a mi me alegra como, supongo, a casi todo el mundo, no he tenido nada sobre lo que escribir estos últimos días. Porque ayer, señoras, señores -señoros, si por ventura bibianesca hubiese alguno- en España no ocurrió nada fuera del Mundial de futbol. Al menos, de seguir los informativos de televisión.
Antes de ese día de ayer, 12 de julio, si hubo una muy comentada floración de banderas españolas. Floración que a mi no me desagrada, pero tampoco me entusiasma, por cuanto hoy, día 13, se habrá agostado repentina y totalmente.
Mucha bandera de España. ¿De España? ¿De la Nación española, de la Patria española? ¿O de un equipo de fútbol que se representa en esos colores? Esto es: los millones de Banderas de España ¿ondeaban en honor de nuestra Patria, o de un equipo deportivo?.
Me temo que la respuesta la tenemos hoy o, a lo sumo, la tendremos mañana si hoy dura la resaca. Los mismos que ayer aplaudian al que llevaba una bandera de España, hoy -mañana todo lo más- le tildarán de facha. Al que la mantenga colgada en su balcón, le tirarán piedras; al que hoy cante "soy español..." le darán de bofetadas o -ya ha ocurrido en Pamplona incluso en plena euforia- de navajazos.
¿Son españoles, sienten a España, aman a España, les duele España a todos esos millones que han sacado la bandera a la calle? ¿O les ha movido el entusiasmo por unos futbolistas que la burocracia etiqueta con ese nombre?
Pregunta retórica, al menos para mi, porque desgraciadamente -ya quisiera equivocarme- tengo clara la respuesta.

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