Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 31 de marzo de 2010

SOBRE LA "CONFUSION MENTAL" DEL PROFESOR NEIRA.

De "una grave confusión mental y una falta de respeto a los más elementales principios democráticos y constitucionales", -dice Público- acusa una presunta señora socialista llamada Carmen Toledano al profesor Neira, ese que saltó a la actualidad informativa por enfrentarse a un mamarracho, chulo y cobarde, que le zurraba la badana a su coima, a la cual -por sus ulteriores declaraciones previo paso por caja- le iba esa marcha.
Bien; el caso es que el profesor de Derecho Constituional y Teoría del Estado de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Jesús Neira, ha escrito un libro en el que la prensa destaca algunas afirmaciones, tales como que el PSOE ha cometido a lo largo de su historia "barbaridades y asesinatos"; que "hubiese sido un ejemplo mejor que el Partido Socialista hubiera pedido la dimisión del señor González o pedir la dimisión de grandes criminales como Barrionuevo y Vera. Es una lástima que no tengan capacidad para hacerlo"; que "deben hacerse revisar la cultura del talante"; que la Constitución de 1978 fue una "anormalidad democrática" y "un apaño y arreglo entre las partes".
Todo ello ha sentado muy mal a los sociatas, que piden la dimisión del señor Neira como presidente del Consejo Asesor del Observatorio contra la Violencia de Género, y le acusan de la antedicha confusión mental y de incumplir la Constitución.
De lo cual hay que deducir forzosamente que para respetar los principios de esta democracia y esta Constitución hay que ser mentiroso, hipócrita, analfabeto, cínico, inculto, criminal, bárbaro...; hay que ser tan zopenco como para creerse las propias mentiras que papagayean...
O socialista.
Porque todo lo expuesto por el profesor Neira son verdades incontestables, históricamente demostradas.

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