Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 26 de marzo de 2010

COMUNICADO DE LA HERMANDAD DEL VALLE


SOBRE LAS DECLARACIONES DE MAYOR OREJA.

Que -ya ustedes lo saben- dijo que ETA va a ayudar a Rodríguez Zapatero a ganar las próximas elecciones y que el Gobierno está negociando con los terroristas.
El clamor levantado por estas palabras ha sido de órdago, lo que significa que el señor Mayor no anda descaminado y ha puesto el dedo en la llaga.
Que ETA va a ayudar a Zapatero es de cajón. Sólo hay que ver quien salió beneficiado de lo del 11-M: el PSOE en primer término -cronológico- y ETA en segundo, que estuvo a punto de alcanzar sus exigencias según confesiones del propio Gobierno: aquello de que habían llegado hasta el borde del abismo, o algo así.
Que el Gobierno está negociando con ETA sólo le puede parecer descabellado a quien no tenga un ápice de inteligencia y de memoria. ¿Qué Gobierno, desde Felipe González -y de antes no digo porque no tengo constancia- no ha negociado con ETA? Ninguno. Taxativamente: ninguno. Negoció González; negoció Aznar, negoció Rodríguez.
Que los partidos políticos -todos los del sistema- han negociado y apoyado a ETA es dato histórico, y ahí están las hemerotecas -si no han sido ya depuradas por el gran hermano-, para no dejarnos olvidar que desde 1968 hasta 1978, todos los que precedieron a los que hoy nos chulean -algunos de aquellos aún en posición de presenten belfos- llamaban a los etarras luchadores por la libertad o luchadores antifranquistas.
¿A que viene, pues, tanta extrañeza? ¿Acaso a que duele verse descubiertos?

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