Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 16 de octubre de 2010

SOBRE LA SOBRE-REPRESENTACION.

Que eso, ni más ni menos, dice el señor López Aguilar -según Público- que sucede con los grupos que él llama reaccionarios.
Como buen socialista -y fracasado Ministro de Justicia, porque a ver si no por qué le iban a mandar al exilio bruselense- el señor López declara que "la ultraderecha vota mucho, con mucha rabia, cada vez más fuerte", por lo que ha aconsejado que "hay que frenarla".
Hombre, don Juan Fernando: la que usted llama ultraderecha votará como todo el mundo: un voto por ciudadano, que -salvo mejor criterio para sociatas- es lo legal. Otra cosa es que la gente que vota con principios y con ideas lo haga habitualmente y con seguridad y convencimiento, y los pasotas progres ni se molesten, dado que ustedes les han acostumbrado a no dar importancia mas que al botellón y el fornicio.
O puede, señor López, que sus presuntos votantes -por suyos entiendo a los del sistema pijoprogre, es decir, lo mismo sociatas que peperos- estén tan hartos de ustedes que esa sea su forma de mandarlos a freír espárragos.
Como sus supuestos votantes -socialistas y populares- no son ciudadanos, sino hooligans, en vez de hacer lo lógico, que sería votar a quien les convenza, se quedan en el pasotismo que han aprendido de los dos mascarones de proa impresentables que sufrimos, Pepe Luí y Marianico.

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