Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 5 de noviembre de 2009

SOBRE LA CENSURA GUBERNATIVA.

Porque no otra cosa es la decisión de los burrócratas -no es errata- bruselinos de permitir que los Gobiernos, a su antojo -pues ya veremos en qué queda esa idiotez de "procedimiento previo, justo e imparcial"- cierren el grifo de Internet a quien se le ponga en los microchips.
Dicen que es para evitar la piratería -coño, que se vayan a Somalia-, que tanto daño hace a los ramoncines y a los ramonzones, pero apuesto a que los procedimientos justos e imparciales -tararííí- pueden encontrar fácilmente justificación para silenciar a cualquier terrorista fascista, por ejemplo. A los estalinistas de ETA no, ya lo veremos.
Y todo ello, sin intervención judicial; esto es: por la libérrima voluntad de un ruGALcaba cualquiera, lo que nos retrotrae a la gloriosa republiquita de masones y asesinos que mantuvo la censura previa de prensa durante casi toda su vida. Alivio y gozo de zapateros y mandiles. Y gilipollas.
En vista de todo ello, debo declarar y declaro que NO utilizo internet para descargarme películas españolas que puedan afectar a la familia Bardem o al maleducado -él lo confesó- Almodóvar.
Que NO utilizo internet para descargarme canciones de Ana Belén ni del fascista de su marido, el loador pelota de Franco. Ni siquiera las películas en las que Ana Belén hacía carrera gracias a las glándulas mamarias.
Y que NO uso internet para piratear esos programas cuyos nombres desconozco, pero que me aseguran que se llaman del corazón y hablan de los higadillos.
Dicho lo cual, me veo en inminente peligro de tijeretazo al cable del módem, por manifiesto desprecio a los líderes culturales de la progresía.
Pero quienes en verdad deben echarse a temblar son las compañías suministradoras, porque se van a quedar sin clientes en dos meses. Además, para enviar y recibir correo electrónico, visitar las páginas amigas y mantener este diario, con mi viejo módem de 56 K me sobra, así es que váyanse metiendose la ADSL por la mismísima factura exorbitante.

SOBRE LA QUIEBRA.

La que -según La Gaceta- amenaza a la Sociedad Pública de Alquiler, soplapollez estrella del primer Gobierno de Rodríguez, con el que pretendía facilitar el alquiler de pisos, habida cuenta de que ni los propietarios se fian de los inquilinos, ni los inquilinos pueden pagar porque no tienen trabajo.
Al cabo de unos meses de su creación, ya comenté el tremendo éxito de la dicha Sociedad, que había alcanzado el increíble logro de alquilar 1.500 viviendas en siete meses, y con tres mil trabajadores en nómina.
Con tales antecedentes, nada tiene de extraño que el Gobierno -o sea, nosotros, usted y yo- le hayamos inyectado ya 13 millones de euros, y para el año próximo se prevea otra ayudita de 6,4 millones. Y lo que cuelga.

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