Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 31 de octubre de 2009

SOBRE MATAR AL MENSAJERO.

El magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska ha propuesto en unas jornadas sobre Prensa y Justicia en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna, que se amplíe la penalización a los periodistas que divulgan sumarios secretos.
Añade que, hasta ahora, solamente se actúa contra jueces, fiscales o funcionarios judiciales que violen el secreto.
Para ser sincero, desconozco las penas impuestas a jueces, fiscales o funcionarios por la filtración de sumarios declarados secretos. Y ahí es donde habría que buscar, porque el periodista está en su derecho -y hasta obligación- de informar de la información que le ofrecen.
En esto, don Fernando, resultan de aplicación aquellos versos de Quevedo: arrojar la cara importa, que el espejo no hay de qué.

SOBRE LA ENSEÑANZA DE GABILONDO.

Gabilondo el rebotado, no el farsante; aunque bien visto, allá se van el uno y el otro, que farsantes son ambos, y rebotados los dos.
Gabilondo, el Ministro, propone -lo dice La Gaceta- que la educación obligatoria sea hasta los 18 años. Con eso, y las más que probables repeticiones de curso, se ponen los mozos y las mozas cerca de los 20 años. Y luego, a la Universidad, otros cinco si no son más.
Lo que hay que hacer para reducir las listas del paro, ¿verdad, don Angel?

SOBRE LOS SIMULADORES.

Pues no, lo siento. No les voy a hablar de los cenutrios que simulan ser gobernantes; ni de los PijoProgres que se mimetizan de católicos y españoles; ni de los mamarrachos acurrunchados con las últimas esquirlas del fenecido muro de Berlín, que finjen ser progres; ni de las vivas no humanas que abortizan -esto es, apologizan el aborto- a caño (ojo al leer) abierto, emulando sin categoría a un doctor Mengele de pacotilla.
No les voy a hablar de alcaldes prevaricadores, concejales cohechistas y asimilados sinvergüenzas sin graduación. Ni siquiera del señor Garzón.
Les voy a hablar de la gran innovación establecida en Colmenar Viejo, pueblo de la provincia de Madrid, a efectos de mejorar la preparación de su policía. Innovación que consiste -20 Minutos, edición papel, pág. 5, 29/10/09)- en un sistema virtual, con el cual los agentes ven una pantalla que capta sus disparos con láser.
No soy acérrimo jugador de simuladores, y tampoco puedo presumir de mucha experiencia en el uso de armas de fuego. Pero, aunque jugara horas y horas en un simulador de carreras de coches, no estoy tan loco como para subirme luego a un fórmula uno y ponerme a correr. La castaña sería segura.
¿No habrá esta misma diferencia entre disparar con una pistolita de videojuego, y hacerlo con un arma de verdad? Porque con un simple 9 corto, lo difícil no es ya hacer puntería, sino evitar que el brazo pegue un brinco con el retroceso, cosa que ocurre inevitablemente si no se está acostumbrado.

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