Otra vez 29 de Octubre.
Otra vez 29 de Octubre, y otra vez vamos a recordar aquél discurso del Teatro de la Comedia; el discurso fundacional de Falange Española que ni siquiera se llamaba así todavía, pero inflamó los mejores corazones y las más claras inteligencias.
Otra vez 29 de Octubre, y nuevamente podremos leer aquellas palabras proféticas y poéticas sobre el nacimiento del relativismo liberal a lomos del hombre nefasto llamado Juan Jacobo Rousseau, y la justicia que hubo en el nacimiento del socialismo, porque la Falange no recata ninguna verdad.
Otra vez 29 de Octubre, y volveremos a escuchar -o a decir- que no hay más dialéctica que la de los puños y las pistolas cuando se ofende a la Justicia o a la Patria.
Otra vez 29 de Octubre, y volverá a señorear la consigna: está alzada la Bandera; ahora vamos a defenderla alegremente, poéticamente.
Y otra vez -mañana mismo- 30 de Octubre, volveremos cada uno a nuestro retiro, a nuestro castillo de marfil o nuestra covacha; a nuestro cortijo de purismo y a nuestras rencillas de hojarasca pútrida.
No lanzo piedras -aunque de este pecado me creo razonablemente limpio-, porque ya he perdido la fe. La fe en las persona, nunca en las ideas.
Pero se que de nada valdría decir que a ver si dejamos de tocarnos las gónadas y empezamos a marchar en serio -por la Patria, el Pan y la Justicia-, de una puñetera vez.
Otra vez 29 de Octubre, y otra vez vamos a recordar aquél discurso del Teatro de la Comedia; el discurso fundacional de Falange Española que ni siquiera se llamaba así todavía, pero inflamó los mejores corazones y las más claras inteligencias.
Otra vez 29 de Octubre, y nuevamente podremos leer aquellas palabras proféticas y poéticas sobre el nacimiento del relativismo liberal a lomos del hombre nefasto llamado Juan Jacobo Rousseau, y la justicia que hubo en el nacimiento del socialismo, porque la Falange no recata ninguna verdad.
Otra vez 29 de Octubre, y volveremos a escuchar -o a decir- que no hay más dialéctica que la de los puños y las pistolas cuando se ofende a la Justicia o a la Patria.
Otra vez 29 de Octubre, y volverá a señorear la consigna: está alzada la Bandera; ahora vamos a defenderla alegremente, poéticamente.
Y otra vez -mañana mismo- 30 de Octubre, volveremos cada uno a nuestro retiro, a nuestro castillo de marfil o nuestra covacha; a nuestro cortijo de purismo y a nuestras rencillas de hojarasca pútrida.
No lanzo piedras -aunque de este pecado me creo razonablemente limpio-, porque ya he perdido la fe. La fe en las persona, nunca en las ideas.
Pero se que de nada valdría decir que a ver si dejamos de tocarnos las gónadas y empezamos a marchar en serio -por la Patria, el Pan y la Justicia-, de una puñetera vez.